Gladys Tejeda, el regreso de una luchadora

Gladys Tejeda vuelve a la acción en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La peruana correrá la maratón tras haber sido suspendida por un caso de dopaje en los Panamericanos.

   (Instantes en donde Tejeda festeja el oro en los Panamericanos. Fuente: Internet)

Hablar de Gladys Tejeda es hablar del Perú y de una historia de superación. Una de las mejores atletas del país cumplió su castigo impuesto por el caso de dopaje y se sigue preparando para lo que será su participación en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Tejeda viene de participar hace dos meses en la media maratón de Cardiff, en la que rompió el récord sudamericano en tal modalidad, y el mes pasado en la maratón de Nagano, en la cual quedó segunda.

Gladys es la última de nueve hermanos, con 30 años, oriunda y orgullosa del departamento Junín. Sin hijos, pero con mucho cariño a los niños, tanto así que pudo egresarse como profesora de educación primaria. Lo pudo llegar a ejercer en un corto tiempo, pero su amor y pasión por el atletismo pudo más. Esos mismos sentimientos sumado a la dedicación, fueron los que hacían que ella desde niña bajara un kilómetro de su casa (ubicada en una especie de cerro) para llegar a unos riachuelos en donde estaban ubicados unos animales, propiedad de su familia, a los que tenía que alimentar. Tanto por las mañanas como por las tardes. Cuatro kilómetros diarios. Es por eso que su madre la consideraba como ágil, sin pensar en lo que podría conseguir su hija después.

La menor de los Tejeda Pucuhuaranga, ya en su juventud, salía a correr desde las 5 o, 5 y 30 de la mañana, durante una hora u hora y media, según el clima. Muy helado por cierto. A esas alturas ya se interesaba por el fondismo, participaba en carreras de su colegio y de Junín, pero no siempre ganaba. Quizás en esa etapa, la derrota que más le dolió fue aquella en la que no tenía calzados. El premio era una cocina que necesitaban mucho en su casa. Gladys quedó segunda y no pudo llevar aquel electrodoméstico a su hogar. Su madre no le reprochó nada y la alentó para que siguiera persiguiendo sus sueños.

Su padre falleció cuando Gladys ya iba tomando en serio el deporte, estaba pensando en ya no correr y su madre le dijo que todavía existían muchos motivos para seguir luchando. A ella le gustaba ver las inauguraciones de los Juegos Olímpicos y siempre le fastidiaba que Perú tuviera pocos representantes en la cita. En la inauguración de los juegos de Beijing 2008, su madre le dijo: "¿no te gustaría estar en los siguientes?", capaz presagiando que Gladys estaría en los juegos de Londres 2012 y en la futura cita de Río del año presente.

Las lágrimas que brotaron de los ojos de Tejeda en los Panamericanos de Guadalajara y que significaban su clasificación para su primera cita olímpica, eran la representación del sacrificio y camino que tuvo que recorrer para poder estar, ya no detrás de la pantalla, sino en la misma inauguración de Londres.

La carrera de un deportista es dura y sacrificada, existen altibajos y a la hija de oro de Junín también le tocaron pasar malos momentos, como los de los últimos Panamericanos de Toronto. La fondista nacional había sido un caso de emoción para el país, cuando el periodista Gustavo Barnechea narraba en vivo al Perú la llegada a la meta de la atleta. No solo fue primera y por consiguiente medalla de oro, sino que también récord en la historia de los Panamericanos con un tiempo de 2 horas, 33 minutos y 3 segundos.

Esta emocionante imagen no duró mucho, debido a que la Odepa informaba que la atleta ejemplo de Junín, había dado positivo en el control antidopaje. La historia de pasión y dedicación se había convertido en una historia de malicia y trampa. Tejeda dijo que solo había tomado un medicamento que había anunciado antes al comité organizador y que fue por un tema de salud. El IPD no tenía el aval médico de 30 participantes nacionales y el de Gladys Tejeda, lo había falsificado, según una carta del supuesto médico que emitió el informe. Entre tanto rumores, al final se le retiró la medalla y se le sancionó por seis meses, algo que nadie esperaba, debido a que normalmente este tipo de sanciones traspasan los dos años.

Nunca dejó de entrenar y su rendimiento lo viene demostrando. En marzo compitió en la media maratón de Cardiff, en la que batió récord sudamericano e hizo un tiempo de 1 hora, 10 minutos y 14 segundos. En abril, pudo tener su primera maratón luego de la sanción en Japón y quedó segunda. Gladys Tejeda Pucuhuaranga correrá en Río de Janeiro, tiene una revancha consigo misma y es la oportunidad para demostrarle al público y a su familia, que aquel medicamento de Toronto no afectó en su tan buena marca. Hablar de Gladys Tejeda también es hablar de Junín, tierra en la que los húsares seguían luchando por la independencia del Perú. Tierra de batalla en la que los soldados peruanos dejaron su vida por una bandera, aquella bandera que hoy la soldada Gladys sigue flameando, no solo por Junín, sino también por los diferentes lugares del mundo.